Es necesaria una gran cantidad y calidad de estímulos de todo tipo (sonoros, visuales, táctiles, olfativos, gustativos, y de movimientos).
La mayoría de las nuevas conexiones y circuitos neuronales se forman en los tres primeros años de vida, de aquí que la estimulación sea temprana, no porque se pretenda que un niño logre llegar a donde no le corresponda por su edad o estado de madurez, sino por el momento en el que se aplica.
Este proceso requiere del horizonte humanizante de un Otro, que ejerza la función materna y que haga posible una aprehensión de lo real del cuerpo, gracias a su intervención mediatizadora y significante. La madre, con la voz, la mirada, con el toque, va marcando el límite de los cuerpos e inscribiendo en el psiquismo los primeros rudimentos del esquema corporal, del yo y del no yo. Van fundando un sujeto. Nuestro BEBE!!!!!!
domingo, 30 de agosto de 2009
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